jueves, 18 de abril de 2013

los caballitos de mar

 

El caballito de mar es un pequeño pez marino muy especializado y de la familia de los syngnátidos. Su nombre hace referencia al parecido de su rostro con el de los caballos terrestres, pero en nada más se puede comparar con ellos.

Constituye el grupo de peces marinos desprovistos de aleta caudal, que se ha visto modificada en forma de una cola prensil que les permite fijarse sobre algas y plantas.

Suman en total unas 100 especies distribuidas por todo el mundo, pero no más de 3 son europeas. Son muy comunes en el Mediterráneo, representados en dicho mar por dos especies próximamente emparentadas: Hippocampus hippocampus e Hippocampus guttulatus, esta última de mayor tamaño que la primera. En el Atlántico, el caballito de mar más común es el Hippocampus hudsonius.


Características

Presenta la característica, única entre los peces, de tener la cabeza en ángulo recto con el cuerpo y representa, en muchos aspectos, a la fase final de varias tendencias presentes en todos los syngnátidos.
Tienen el cuerpo comprimido lateralmente y tienen un esqueleto cutáneo formado por anillos anulares óseos, llamado también armadura de placas u escudos óseos, que dan rigidez al tronco.
La cola, en cambio, es prensil y se puede enroscar en torno a los tallos marinos para proporcionar anclaje.
Carecen de aletas caudal y ventral. Las pectorales y la dorsal son muy tenues y tienen forma de abanico. La dorsal impulsa los desplazamientos horizontales, está situada a su espalda y la agita unas 3 veces y media por segundo. Las pectorales impulsan los movimientos verticales.
Es un nadador muy lento, que se desplaza gracias a las vibraciones ondulantes de la aleta dorsal, mientras el pez progresa en posición erecta característica. También suele enrollar la cola hacia el vientre. Algunos expertos calculan que un caballito tardaría 2 días y medio en recorrer 1 Km.

El desplazamiento vertical lo consigue ajustando el volumen de aire de unos diminutos sacos que reciben el nombre de "vejigas natatorias".

Sus ojos se mueven independientemente uno del otro y moviendo su cabeza puede vigilar perfectamente entre las hierbas en las que viven.




Comportamiento

La conducta de los caballitos de mar vivientes es tan interesante como las antiguas leyendas sobre estos animales. Es capaz de ostentar notables cambios de color para acomodarlo al del medio que le rodea.

Puede utilizar la cabeza para trepar por entre las algas en las que vive descolgándose de unas a otras.

Con frecuencia varios adultos van juntos, trenzando sus colas prensiles con apariencia de que ejecutan una danza, la cual puede ser fatal cuando la ejecutan ejemplares jóvenes, que a veces no saben desprenderse y acaban muriendo de inanición.


Habitat

Los caballitos de mar viven en aguas tranquilas y cálidas, en los mares templados y tropicales de todo el mundo, aunque tienen una distribución discontínua, puesto que están ausentes en largos trechos de la costa del Africa Occidental y del área Indopacífica, donde pueden aparecer en una región y faltar por completo en otra.

Viven cerca de las costas, entre las praderas de fanerógamas marinas y algas.


Comida

Se alimentan de pequeños organismos pelágicos que cazan al acecho, camuflados entre las algas, y que succionan con sus largos hocicos.

También comen algunas crías de peces, como los guppies, platys (alevines) y mysis (larvas de Corethra)


Reproducción

Se reproducen desde la primavera hasta los meses de verano. En esta época, el macho y la hembra se entrelazan con la cola. Después de una danza nupcial, en esta posición, la hembra traspasa de su cloaca, con ayuda de una papila genital de unos 3mm. de largo, sus huevos a la bolsa ventral (incubatriz) de los machos, que está recubierta de suave tejido y dispuesta en compartimentos, para mantener cada huevo separado, como en células esponjosas. Puede encontrarse cierto paralelismo entre el tejido que rodea estos huevos y la placenta de los mamíferos.

Un macho puede ser visitado por cierto número de hembras que le dejan huevos, pero si un huevo no alcanza a llegar a uno de estos departamentos no se desarrolla. No obstante, los que caen bien, se desarrollan en esta bolsa hasta los 50 o 60 días y eclosionan dentro ella.

El recién nacido queda allí hasta que ha consumido toda la yema.
El nacimiendo o eyección de los jóvenes parece ser agotador para el padre. Agarrándose firmemente con la cola sobre un soporte, frota su bolsa contra una concha o roca hasta que salen los jóvenes, con fracciones de sus tejidos internos. No parece cierto que sean los hijos los que producen la rotura de estos tejidos.

Un macho de buen tamaño puede dar a luz a más de 400 jóvenes, que son la perfecta réplica del adulto. Los primeros días entraran y saldrán de la bolsa según haya peligro o no en el exterior.

En otras especies de caballos marinos tiene lugar un apareamiento similar, aunque ambas partes no se sujetan por medio de la cola. Gracias a esta diferencia se evitan cruces entre ambas especies.



Caballito de mar recién nacido

Camuflaje

El camuflaje puede alcanzar un extraño grado de perfección en algunos miembros, como el Phyllopteryx foliatus australiano, que está dotado de apéndices carnosos en forma de hoja que decoran el cuerpo simulando algas. Llega a medir hasta 30 cm., tamaño verdaderamente grande para un pez de este grupo.


Dragón de mar australiano
© Roger Steene

miércoles, 17 de abril de 2013

Auroras Boreales

Una aurora polar se produce cuando una eyección de masa solar choca con los polos norte y sur de la magnetósfera terrestre, produciendo una luz difusa pero predominante proyectada en la ionosfera terrestre.

Magnetosfera de la Tierra desviando las partículas cargadas solares (líneas amarillas) hacia lo polos, donde forman las auroras.

Imagen de una aurora austral desde un satélite de la Nasa.

Aurora austral fotografiada desde la base Norteamericana Amundsen-Scott, durante el invierno polar (la aurora duró casi seis meses).
Ocurre cuando partículas cargadas (protones y electrones) son guiadas por el campo magnético de la Tierra e inciden en la atmósfera cerca de los polos. Cuando esas partículas chocan con los átomos y moléculas de oxígeno y nitrógeno, que constituyen los componentes más abundantes del aire, parte de la energía de la colisión excita esos átomos a niveles de energía tales (estado excitado), que cuando se desexcitan disipan esa energía en forma de luz visible de varios colores.
El Sol, situado a 150 millones de km de la Tierra, está emitiendo continuamente partículas. Ese flujo de partículas constituye el denominado viento solar. La superficie del Sol o fotosfera se encuentra a unos 6000 °C; sin embargo, cuando se asciende en la atmósfera del Sol hacia capas superiores la temperatura aumenta en vez de disminuir, tal y como la intuición nos sugeriría. La temperatura de la corona solar, la zona más externa que se puede apreciar a simple vista sólo durante los eclipses totales de Sol, alcanza temperaturas de hasta 3 millones de grados. Al ser la presión en la superficie del Sol mayor que en el espacio vacío, las partículas cargadas que se encuentran en la atmósfera del Sol tienden a escapar y son aceleradas y canalizadas por el campo magnético del Sol, alcanzando la órbita de la Tierra y más allá. Existen fenómenos muy energéticos, como las fulguraciones o las eyecciones de masa coronal que incrementan la intensidad del viento solar.
Las partículas del viento solar viajan a velocidades desde 300 a 1000 km/s, de modo que recorren la distancia Sol-Tierra en aproximadamente dos días. En las proximidades de la Tierra, el viento solar es deflectado por el campo magnético de la Tierra o magnetósfera. Las partículas fluyen en la magnetosfera de la misma forma que lo hace un río alrededor de una piedra o de un pilar de un puente. El viento solar también empuja a la magnetosfera y la deforma de modo que en lugar de un haz uniforme de líneas de campo magnético como las que mostraría un imán imaginario colocado en dirección norte-sur en el interior de la Tierra, lo que se tiene es una estructura alargada con forma de cometa con una larga cola en la dirección opuesta al Sol. Las partículas cargadas tienen la propiedad de quedar atrapadas y viajar a lo largo de las líneas de campo magnético, de modo que seguirán la trayectoria que le marquen éstas. Las partículas atrapadas en la magnetosfera colisionan con los átomos y moléculas de la atmósfera de la Tierra, típicamente oxígeno (O), nitrógeno (N) atómicos y nitrógeno molecular (N2) que se encuentran en su nivel más bajo de energía, denominado nivel fundamental. El aporte de energía proporcionado por las partículas perturba a esos átomos y moléculas, llevándolos a estados excitados de energía. Al cabo de un tiempo muy pequeño, del orden de las millonésimas de segundo o incluso menor, los átomos y moléculas vuelven al nivel fundamental, y devuelven la energía en forma de luz. Esa luz es la que vemos desde el suelo y denominamos auroras. Las auroras se mantienen por encima de los 95 km porque a esa altitud la atmósfera, aunque muy tenue, ya es suficientemente densa para que los choques con las partículas cargadas ocurran tan frecuentemente que los átomos y moléculas están prácticamente en reposo. Por otro lado, las auroras no pueden estar más arriba de los 500-1000 km porque a esa altura la atmósfera es demasiado tenue –poco densa- para que las pocas colisiones que ocurren tengan un efecto significativo.
Se le llama aurora boreal cuando se observa este fenómeno en el hemisferio norte y aurora austral cuando es observado en el hemisferio sur. No hay diferencias entre ellas.

Los colores y las formas de las auroras

Las auroras tienen formas, estructuras y colores muy diversos que además cambian rápidamente con el tiempo. Durante una noche, la aurora puede comenzar como un arco aislado muy alargado que se va extendiendo en el horizonte, generalmente en dirección este-oeste. Cerca de la medianoche el arco puede comenzar a incrementar su brillo. Comienzan a formarse ondas o rizos a lo largo del arco y también estructuras verticales que se parecen a rayos de luz muy alargados y delgados. De repente la totalidad del cielo puede llenarse de bandas, espirales, y rayos de luz que tiemblan y se mueven rápidamente de horizonte a horizonte. La actividad puede durar desde unos pocos minutos hasta horas. Cuando se aproxima el alba todo el proceso parece calmarse y tan sólo algunas pequeñas zonas del cielo aparecen brillantes hasta que llega la mañana. Aunque lo descrito es una noche típica de auroras, nos podemos encontrar múltiples variaciones sobre el mismo tema.
Los colores que vemos en las auroras dependen de la especie atómica o molecular que las partículas del viento solar excitan y del nivel de energía que esos átomos o moléculas alcanzan.
El oxígeno es responsable de los dos colores primarios de las auroras, el verde/amarillo de una transición de energía a 557,7 nm, mientras que el color más rojo lo produce una transición menos frecuente a 630.0 nm. Para hacernos una idea, nuestro ojo puede apreciar colores desde el violeta, que en el espectro tendría una longitud de onda de unos 390,0 nm hasta el rojo, a unos 750,0 nm.
El nitrógeno, al que una colisión le puede arrancar alguno de sus electrones más externos, produce luz azulada, mientras que las moléculas de Helio son muy a menudo responsables de la coloración rojo/púrpura de los bordes más bajos de las auroras y de las partes más externas curvadas.
El proceso es similar al que ocurre en los tubos de neón de los anuncios o en los tubos de televisión. En un tubo de neón, el gas se excita por corrientes eléctricas y al desexcitarse envía la típica luz rosa que todos conocemos. En una pantalla de televisión un haz de electrones controlado por campos eléctricos y magnéticos incide sobre la misma, haciéndola brillar en diferentes colores dependiendo del revestimiento químico de los productos fosforescentes contenidos en el interior de la pantalla.

Auroras en otros planetas

Auroras observadas en el UV en Júpiter.
Este fenómeno no está restringido a la Tierra. Otros planetas del Sistema Solar muestran fenómenos análogos, como es el caso deJúpiter y Saturno que poseen campos magnéticos más fuertes que la Tierra (Urano, Neptuno y Mercurio también poseen campos magnéticos), y ambos poseen amplios cinturones de radiación. Las auroras han sido observadas en ambos planetas, con el telescopio Hubble.
Estas auroras, al parecer, son causadas por el viento solar; además, los satélites de Júpiter, especialmente Ío, son fuentes importantes de auroras. Se produce debido a corrientes eléctricas a lo largo de unas líneas, generadas por un mecanismo dínamo causado por el movimiento relativo entre el planeta y sus satélites. Ío, que posee volcanes activos e ionosfera, es una fuente particularmente fuerte, y sus corrientes generan, a su vez, emisiones de radio, estudiadas desde 1955.
Las auroras han sido detectadas también en Marte por la nave Mars Express, durante unas observaciones realizadas en 2004 y publicadas un año más tarde. Marte carece de un campo magnético análogo al terrestre, pero sí posee campos locales, asociados a su corteza. Son éstos, al parecer, los responsables de las auroras en este planeta.



jueves, 4 de abril de 2013

las aguas termales rojas de japon

 Las aguas termales sangrientas ( 33°19'38.78"N/131°28'44.76"E) es uno de los "infiernos"  de Beppu (Japón), nueve espectaculares termas naturales que estan más adecuadas para mirar que para bañarse. La "laguna infernal sangrienta" destaca por su roja y caliente agua, que adquiere ese color por el hierro. Es supuestamente la mas bella de los nueve infiernos.